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Declaración doctrinal 

1. La Biblia 


Creemos que la Biblia es la Palabra de Dios; que es la revelación en forma escrita que Él ha hecho de sí mismo al hombre y es por tanto, la única regla de fe y práctica en la que debe basarse la vida del cristiano; ella es como un “alimento espiritual” (1ª Pedro 2:2; Salmo 119:11, 97, 103, 105, 140; Juan 5:39; Hebreos 4:12).

Creemos que la Biblia está completa y que después de ella no hay más revelaciones de parte de Dios, ni más libros que la complementen porque sus principios están siempre vigentes y son aplicables al hombre en cualquier generación (Isaías 40:8; Mateo 24:35; Apocalipsis 22:19).

Creemos que la Biblia fue escrita por hombres, pero no por su propia voluntad, sino por la voluntad e inspiración infalible de Dios; Él fue quien los dirigió, es decir, que por medio de su Espíritu Santo, los guió para escribir y les hizo conocer todo aquello que escribirían, por eso cada Palabra en la Biblia tiene unidad de propósito y un cumplimiento pleno porque en realidad es la Palabra de Dios (2 Timoteo 3:16; 2 Pedro 1:20-21; Josué 21:45; Mateo 1:22, 2:15, 23, 4:14; 8:17, 13:35, 21:4, 27:35; Lucas 24:44; Juan 19:36; Hechos 1:16). 


2. Dios


Creemos que hay un solo Dios, y que se ha dado a conocer a los hombres a través de su creación, sus profetas, la Biblia y su Hijo Jesucristo (Hebreos 1:1-2).

Creemos que Dios, es un Dios personal y que no hay otro fuera de Él (Isaías 43:10-11; 44:6, 8, 45:5-6, 18, 21-22, 46:9; Romanos 16:27; 1ª Timoteo 1:17; Judas 1:25).

Creemos que la personalidad de Dios puede entenderse por medio de sus atributos y/o perfecciones, algunas de las cuales son: 

a) Su eternidad (Génesis 21:32-34, Éxodo 3:14, Deuteronomio 33:27, Salmo 90:2, 93:2. 102: 24-27, Isaías 44:6, 57:15, Hebreos 1:12, Apocalipsis 1:8).

b) Su inmutabilidad (Malaquías 3:6, Números 23:19, 1 Samuel 15:29, Salmo 102:26-27, Hebreos 6:17-18, 13:8, Santiago 1:17).

c) Su omnisciencia (Romanos 1 1:33, Éxodo 3:19, Deuteronomio 29:29, 1 Samuel 23:10 1 Reyes 8:39, Job. 11:78, 37:16, Salmo 139:2-3, 147:5, Isaías 40:28, 42:9, Jeremías 1:5, 16:17, Lucas 16:15, Romanos 8:27, Hebreos 4:13).

d) Su omnipotencia (Mateo 19:26, Génesis 17:1, Éxodo 6:3, Job. 42:2, Salmo 93:3, 15:3; Jeremías 32:17).

e) Su omnipresencia (Salmo 139:7- 10, Jeremías 23:23, Mateo 18:20, Hechos 17:24-28).

f) Su santidad (Salmo 99:9; 1 Juan 1:5, Job 34:10, 1 Pedro 1:16, Isaías 6:3, Lucas 5:8, Levítico 11:43-45, Deuteronomio 23:14).

g) Su rectitud y justicia (Salmo 145:17, Esdras 9:15, Salmo 116:5, Jeremías 12:1, Sofonías 3:5, Deuteronomio 32:4, Miqueas 6:8).

h) Su amor (1 Juan 3:16-17, Mateo 5:44-45, 1 Juan 4:7-8, 16, Juan 3:16, 1 Juan 4:8).

i) Su misericordia (Salmo 103:8, Deuteronomio 4:31, Salmo 62:12, 86:15, 145:8).

j) Su gracia (Efesios 2:8-10, Hechos 20:24-32, Romanos 11:6, 2 Corintios 9:14, Tito 2:11, 1 Pedro 4:10). 

Creemos que Dios se revela a sí mismo en la persona del Padre, en la persona del Hijo y en la persona del Espíritu Santo (Mateo 28:19). 


 3. Jesucristo


Creemos que Jesucristo es Dios hecho carne, quien vino y habitó entre nosotros, y que al ser Dios, existe desde siempre, de hecho, así lo predicó Él mismo (Juan 1:1, 14, 13:3; Miqueas 5:2; Juan 8:58; Filipenses 2:6-7; Colosenses 1:15-19; 1 Timoteo 3:16; Hebreos 1:2-3; 13:8).

Creemos que además de las citas bíblicas anteriores, la Deidad de Cristo se manifiesta en la Biblia por los nombres divinos que se le dan:

1) Dios (Hebreos 1:8, Juan 1:18, 5:20, 20:28, Romanos 8:9, 9:5, Tito 2:13 comparar con Isaías 43:8, 46:9).

2) El Hijo de Dios (Mateo 16:16, Mateo 8:29, 27:40-43, Marcos14:61-62, Lucas 22:70, Juan 5:25, 10:36, 11:4).

3) El Santo (Hechos 3:14, Oseas 11:9), término sólo aplicable a Dios.

4) El Señor (Hechos 9:17, Lucas 2:11, Hechos 4:33, 16:31). Este término significa literalmente amo. En el Antiguo Testamento el término Señor siempre se refiere a Dios, mientras que en el Nuevo Testamento se refiere a Cristo, a menos que se declare de otro modo en forma expresa.

5) Señor de todos y Señor de gloria (Hechos10:36, 1 Corintios 2:8, Salmo 24:8-10, Isaías 9:6, Hebreos 1:8), estos dos títulos exponen a Cristo en su soberanía y majestad divinas

6) Jesucristo es Jehová, Zacarías 12:8-10 comparar con Juan 19:37 y Apocalipsis 1:7-8, Zacarías 14:4 comparar con Hechos 1:11-12. Zacarías 14:5 comparar con Judas 1:14; 1 Tesalonicenses 3:13, Isaías 44:24 y 45:28 comparar con Juan 1:3 y Colosenses 1:16. Isaías 43:10-11 y 45:21 comparar con Juan 4:42; 2 Pedro 1:11 y Judas v.25, Isaías 44:6 y 48:12 comparar con Apocalipsis 1:11, 17 y 22:12-13.

Además, Creemos que Jesucristo es Dios, porque fue adorado como Dios (Mateo 4:10, Hechos 10:25-26, 12:20-23, 14:14, Apocalipsis 22:8-9). En las Escrituras se muestran ejemplos de aquellos que alentaron la adoración debida solamente a Dios, y del castigo repentino y terrible que se les dio, tales como: Herodes (Hechos 12:20-23) y Nabucodonosor (Daniel 4:29-33). También la Biblia da ejemplos de quienes se negaron con aversión a aceptar la adoración que no les pertenecía: Pedro (Hechos 10:25-26), ángeles (Apocalipsis 22:8-9).

Finalmente, creemos que Jesucristo es Dios por sus funciones divinas:

1) Creador del universo: Jesucristo es el creador y no una criatura, y como tal es infinito y no finito, divino y no humano, Dios, y no simplemente hombre (Juan 1:3, Colosenses 1:16, Hebreos 1:10, Apocalipsis 3:14, Isaías 40:28; 44:24).

2) Preservador de todas las cosas (Hebreos 1:3, Colosenses 1:17 comparar con Isaías 48:13).

3) Poder para transformar nuestros cuerpos corruptibles en incorruptibles (Filipenses 3:21, Juan 5:28-29, 6:39:44).

4) Juez de vivos y muertos (2 Timoteo 4:1, Mateo 25:31-33, Juan 5:21-23, Hechos17:31). 

5) Dador de vida eterna: Sólo Dios posee vida eterna en el sentido absoluto, por tanto, Jesucristo, como el dador de vida eterna, debe, necesariamente, ser Dios (Juan 17:2, 10:29).

6) Él demostró su omnipresencia (Mateo 18:20, Juan 3: 13).

7) Él demostró su omnisciencia (Juan 11:1-14, cuando Jesús se encontraba a unos 80 km. de distancia, Juan 1:43).

8) Él demostró su omnipotencia (Mateo 28:18, Lucas 7:14, Juan 5:21-23, 6:19). 


 4. El nacimiento virginal de Jesucristo


Creemos que de acuerdo a lo predicho por los profetas de Dios, el Señor Jesús fue engendrado por el Espíritu Santo en el vientre de una virgen llamada María (Isaías 7:14, 9:6, Lucas 1:26-38), a fin de que no tuviera relación alguna con el pecado que es heredado por todo hombre que es procreado por hombre y mujer y para que de esta manera pudiera ser un sacrificio santo por los pecados de la humanidad (Hebreos 4:15 y 9:18; 1 Pedro 3:18).Como complemento, debemos decir que creemos que sin lugar a dudas, María era una mujer extraordinaria en todos los sentidos, especialmente en el espiritual, pues Dios no hubiese escogido cualquier mujer como el instrumento para que su Hijo viniera a este mundo. Sin duda, después de morir, María fue al cielo, pues reconoció a Dios como su Salvador (Lucas 1:46-56).

Creemos que una vez que María dio a luz a Jesús su primogénito (Mateo 1:25), “conoció” sexualmente a su esposo lo cual no demeritó la bendición de ser la madre del Señor y que José también fue un hombre extraordinariamente temeroso de Dios (Mateo 1:18-24), con quien procreó a otros hijos (Mateo 13:55-56). Que hay una lista de quienes son llamados hermanos del Señor y que los diferencia de sus hermanos en la fe. 


 5. El Espíritu Santo


Creemos que el Espíritu Santo es Dios. Que es la tercera persona por medio de la cual Dios se manifiesta al hombre. Decimos que es una persona porque mediante la personalidad del Espíritu Santo se quiere expresar que Él posee o contiene en sí mismo los elementos de existencia personal. Se puede decir que existe personalidad cuando se reúnen inteligencia, emoción y voluntad, o conciencia del yo y su autodeterminación, en un individuo en particular. La personalidad del Espíritu Santo se demuestra por lo siguiente:

a) Inteligencia (1 Corintios 2:10-11, Romanos 8:27). El Espíritu Santo no es meramente un poder o influencia iluminadora, sino que es una persona que posee intelecto, que conoce las cosas profundas de Dios y nos las revela.

b) Voluntad (1 Corintios 12:1 1). Una fuerza impersonal no tendría la capacidad de actuar y decidir.c)Amor (Romanos 15:30), puede decirse que debemos nuestra salvación de manera tan cierta al amor del Padre, el amor del Hijo y el amor del Espíritu Santo.

d) Tristeza (Efesios 4:30), uno no puede entristecer la ley de la gravedad ni hacer que se lamente el viento. Por lo tanto, a menos que el Espíritu Santo sea una persona, el mandamiento de Pablo aquí sería sin sentido.

e) Acciones personales atribuidas al Espíritu Santo: A lo largo de las Escrituras se representa al Espíritu Santo como un agente personal que ejecuta acciones solamente atribuibles a una persona, tales como:

1) Escudriña las cosas profundas de Dios (1 Corintios 2:10).

2) Habla (Juan. 15:26)

3) Intercede (Romanos 8:26).

4) Enseña (Juan 14:26, 16:12-14, Nehemías 9:20).

5) Conduce y guía (Romanos 8:14, Hechos 16:6-7).

6) Llama y comisiona a hombres (Hechos 13:2, 20:28).

7) Trato personal hacia el Espíritu Santo:

  • Rebelarse en contra de Él y hacerlo enojar (Isaías 63:10, Efesios 4:30).
  • Se le miente (Hechos 5:3).
  • Es blasfemado: (Mateo 12:31-32).

Por todo lo anterior, creemos que el Espíritu Santo es Dios mismo. Las Escrituras enseñan de manera enfática la deidad del Espíritu Santo. Mediante el término “Deidad” se quiere expresar que el Espíritu Santo es uno con Dios, y uno en la deidad, coigual, coeterno y cosustancial con el Padre y el Hijo. Aún más evidente que la personalidad del Espíritu Santo es la verdad de su deidad. Las escrituras abundan en evidencias de este hecho y su deidad se demuestra por lo siguiente:

a) Nombres divinos del Espíritu Santo

1. Es llamado “Dios” (Hechos 5:3-4).

2. Es llamado “Señor” (2 Corintios 3:18).

b) Atributos divinos del Espíritu Santo 

Atributos que le pertenecen a Dios sólo se utilizan libremente en cuanto al Espíritu Santo:

1. Eternidad (Hebreos 9:14).

2. Omnipresencia (Salmo 139:7-10).

3. Omnipotencia (Lucas 1:35).

4. Omnisciencia: (1 Corintios 2:10-11; Juan 15:26; 16:12-13).

c) Obras divinas del Espíritu Santo

1. Creación (Job. 33:4, Salmo 104:30).

2. Concesión de vida (Romanos 8:11, Génesis 2:7; Juan 3:5-8; Tito 3:5; Santiago. 1:18).

3. Auditoría de la profecía divina: (2 Pedro 1:21; 2 Samuel 23:2-3).

d) Declaraciones antiguo testamentarias acerca de Jehová aplicadas al Espíritu Santo por los autores del Nuevo Testamento (Isaías 6:8-10, Hechos 28:25-27). 


 6. La obra del Espíritu Santo


En este aspecto, sólo vamos a enfocarnos en la obra del Espíritu Santo en relación con los hombres, y lo que creemos lo dividiremos en dos partes:

a) La primera, en relación con los hombres no regenerados. 

1) Convicción. El Espíritu Santo convence y al mismo tiempo, trae un rayo de luz al revelar una solución y camino de salida: Cristo (Juan 16:8).

2) Contiende (Génesis 6:3), el Espíritu Santo contiende con los hombres buscando refrenarlos de seguir un curso de iniquidad e impiedad.

3) Les convence y condena (Juan 16:8-11; Hechos 2: 33, 36-37). En esta obra, el Espíritu Santo está glorificando a Cristo. Nos muestra que es pecado no creer en Cristo, nos revela la justicia de Cristo, y describe la obra victoriosa de Cristo en relación con Satanás. Nuestra tarea como cristianos es solamente predicar la Palabra de verdad, mirando que el Espíritu Santo produzca convicción (Hechos 2:4, 37).

b) La segunda es en relación con los salvos:

1) Regenera (Juan 3: 3-6): De la manera en que Jesús fue engendrado por el Espíritu Santo, así todo hombre que se convierte en un hijo de Dios debe ser engendrado por el Espíritu de Dios (Tito 3:5; 1 Pedro 1:23; Juan 6:63, Efesios 5:25-26).

2) Bautiza (Juan 1:32-34): El bautismo del Espíritu ES ESE ACTO QUE TIENE LUGAR EN LA CONVERSIÓN, mediante el cual el creyente queda cubierto por la presencia de Dios. Esta obra ha sido llevada a cabo en la vida de todo creyente. NO ES ALGO QUE TIENE QUE SER OBTENIDO POR EL “DESPUES” DE LA REGENERACIÓN (1 Corintios 12:12-13, Hechos 1:5).

3) Mora en el creyente: El Espíritu viene a morar u ocupar su habitación en la vida del creyente en el momento de la salvación y habita allí para siempre, no importa cuán inmadura o imperfecta pueda ser esa vida. Su presencia en nuestra vida debe exhortarnos a vivir una vida agradable a Dios (1 Corintios 6:19, Romanos 5:5; 8:9; 1 Tesalonicenses 4:8; 1 Juan 3:24, 4:13).

4) Sella (Efesios 1: 13-14, 4:30): El Espíritu Santo sella haciendo suyo al creyente. El Espíritu es el sello de posesión que Dios coloca sobre la vida. Él es la señal divina y la promesa de la herencia eterna.

5) Fortalece la vida espiritual del cristiano (Efesios 3:16)

6) Produce fruto, lo cual se manifiesta en la vida del hombre (Gálatas 5:22).

7) Llena: Las Escrituras hacen mención de sólo un bautismo del Espíritu, mientras que la llenura del espíritu no está confinada a una sola experiencia, sino que se puede repetir un sinnúmero de veces y está en función a la santidad de vida. (Efesios 5:18-20, Hechos 2:4, 4:8, 31, 6:3, 7:54- 55, 9:17-20, 13:9-10, 13:52; Lucas 1:15, 41, 67; Juan 7:38-39).

8) Llama para servir a Dios a aquellos que viven en obediencia al Señor (Hechos 13:2-4, 8:27-29).

9) Ilumina. La mente del hombre primero debe ser iluminada por el Espíritu de Dios antes de que pueda entender e interpretar correctamente la Palabra de Dios (Ya no hay revelación) (1 Corintios 2:12-14).

10) Da poder para poder vivir la vida cristiana sin temor. (Hechos 1:8, 1 Tesalonicenses 1:5, 1 Corintios 2:1-5).

11) Hace posible toda relación con Dios: Oración (Judas 20, Romanos 8:26, Efesios 6:18); adoración y alabanza (Filipenses 3:3, Hechos 2:11); acciones de gracias (Efesios 5:18.20). 


 7. Los dones espirituales


Creemos que Dios en su gracia, otorga dones a cada uno de sus hijos como Él quiere por medio de su Espíritu Santo, con el propósito de que cada uno sirva a Cristo para la edificación de su iglesia (1 Corintios 4:4-7; Efesio 4:7).

Creemos que en los tiempos apostólicos Dios otorgó dones especiales como de sanidad, de lenguas (idiomas), acompañado de interpretación y milagros con el propósito de que éstos sirvieran como señales para los incrédulos (1 Corintios 14:22). Sin embargo, creemos como la Escritura lo señala, que cuando la Biblia, la completa revelación de Dios al hombre, fue concluida, dichos dones cesaron permanentemente (1 Corintios 13:8-13). Es notable que el mismo apóstol Pablo, quien contaba con diversos dones espirituales, con el tiempo, fue incapacitado para sanar a sus propios colaboradores tales como Trófimo (2 Timoteo 4:20), Timoteo (1 Timoteo 5:23) y Epafrodito (Filipenses 2:27). 


 8. El origen del universo


Creemos que Dios es al creador de todo el universo, el originador de las leyes naturales (Génesis 1:1, Isaías 40:28; Hebreos 1:1; Job 38:4; Salmos 33:6; Amós 4:8; Hechos 17:24) y que por medio de su creación le “habla” al hombre de su poder (Romanos 1:18-20; Salmo 19:1-4, 97:6; Jeremías 5:22). 

Creemos que Dios creó todas las cosas en seis días naturales (Génesis 1:1 - 2:2) y que todas las cosas en el universo subsisten gracias a su poder (Job 26:7; Salmo 93:1; Colosenses 1:17; Hebreos 1:3, 2:10). 


 9. El hombre


Creemos que Dios es el creador del hombre; que lo formó del polvo de la tierra, y que fue Él quien le dio la vida (Génesis 2:7, 21-25; Job 33:4; Eclesiastés 12:7; Hechos 17:25-29).

Creemos que el hombre fue creado sin pecado para que éste pudiera tener comunión con Dios; pero que dicha comunión se rompió cuando Adán y Eva pecaron desobedeciendo el mandato divino de no comer del fruto prohibido (Génesis 2:16-17; 3:1-7).

Creemos que, como consecuencia inmediata a la desobediencia del hombre, éste murió espiritualmente y después físicamente tal como Dios se lo había advertido (Génesis 5:5).

Creemos que, en virtud del pecado de adán y Eva, todos los hombres hemos heredado la naturaleza pecaminosa y la muerte espiritual (Romanos 5:12, 3:23; Efesios 2:1).

Creemos que a causa del pecado el hombre está condenado a permanecer siempre en muerte espiritual (Separado de Dios) (Salmo 51:15; Eclesiastés 7:20, Romanos 3:10) y sin esperanza humana de poder alcanzar la gloria de Dios (Salmo 130:3; Jeremías 2:22; Romanos 3:23; Efesios 2:12). 


 10. La salvación


Creemos que en virtud de la condición pecaminosa del hombre; Dios envió a su Hijo Jesucristo al mundo a morir en una cruz por nuestros pecados (Juan 3:16; Romanos 5:8; Filipenses 2:5-8) y que resucitó de manera corporal al tercer día (Mateo 28:1-6; 1 Corintios 15:20; Efesios 1:20) para que por medio de Él podamos tener vida eterna (Juan 10:10; 14:19) y seamos salvos de la condenación eterna en el infierno (Juan 5:24; Romanos 5:1). En virtud de lo anterior, creemos que la salvación es eterna (Romanos 6:22; 1 Juan 5:11-13), por tanto, no podemos perderla jamás y que es el perdón absoluto de todos nuestros pecados de parte de Dios; lo cual podemos obtener gratuitamente a través del arrepentimiento sincero de nuestros pecados (Mateo 3:2, 4:17; Hechos 11:18, 17:30, 20:21, 26:20), al confesarlos ante Dios (Romanos 10:8-10; Proverbios 28:13) y al tener fe en Jesucristo (Hechos 4:12, 26:18; Romanos 3:24-26; 5:1; Efesios 2:1-10).

Creemos que ninguna obra humana, religión o persona alguna, es capaz de proveer salvación al hombre aparte del arrepentimiento y de la fe en Jesucristo, según lo indicado en el párrafo anterior (Isaías 64:6; Hechos 4:12; Romanos 3:28; Efesios 2:8; Tito 3:5).

Creemos que, como producto de nuestra salvación, ahora podemos tener nuevamente la esperanza de estar ante la gloria de Dios en los cielos (Romanos 5:2; 2 Corintios 5:1, 6-8; Filipenses 3:20; 2 Timoteo 4:18; Hebreos 10:34; Apocalipsis 6:9-11, 21:3), porque ahora somos hijos de Dios (Juan 1:12; Romanos 8:14, 16; Gálatas 3:26, 4:6; 1 Juan 3:1). 


 11. Satanás


Creemos que el Diablo o Satanás, es un ángel creado por Dios con hermosura, sabiduría y poder sobresalientes, que en algún momento en la eternidad se reveló contra su autoridad deseando usurpar su trono, y que queriendo ser igual a Dios, en su rebeldía arrastró tras sí mismo una enorme cantidad de ángeles que la Biblia llama demonios (Isaías 14:12-16; Ezequiel 28:12-19; Apocalipsis 12:7-12).

Creemos que el Diablo ciega la mente de las personas para que no crean al evangelio de Jesucristo (2 Corintios 4:4), y que él tiene una influencia directa en los actos del hombre (Efesios 2:2; Juan 13:2), por eso es llamado el príncipe de este mundo (Juan 12:31).

Creemos que Jesucristo terminó en la cruz y en su resurrección con la obra del Diablo (Colosenses 2:14-15; Hebreos 2:14), quien por medio del pecado tiene esclavizado al hombre (Juan 8:31-34, 44, 16:11, Romanos 6:17-18; 2 Timoteo 2:26; 1 Juan 3:8, 10).

Creemos que el Diablo o Satanás es el enemigo de Dios; por eso, a través de toda la historia ha incitado al hombre a pecar (Génesis 3: 1-13; Lucas 22:31) Incluso, aunque sin lograrlo, quiso hacer pecar a Jesús (Mateo 4:1-11).

Creemos que Satanás desea estorbar la vida de los cristianos para que sean rebeldes contra Dios (Job 1:6-12; 2:1-7; Efesios 6:1; 1 Pedro 5:8), por eso la Biblia nos exhorta a resistirle por medio de la obediencia (Santiago 4:7) y a no darle lugar por medio de acciones y/o reacciones contrarias a las normas divinas (Efesios 4:27). 


 12. El infierno


Creemos que el infierno o el lago de fuego, es un lugar real de sufrimiento que Dios, en su justicia, creó como el destino final y eterno para el Diablo y sus ángeles (Mateo 25:41; Apocalipsis 12:9) y para todos aquellos que en vida rechacen creer en su Hijo Jesucristo como el Salvador de sus vidas (Mateo 23:23; Marcos 9:44, 46, 48; Lucas 12:5; Apocalipsis 20:10-15). 


 13. La iglesia


Creemos que la iglesia no es el edificio, el edificio es el templo de reunión para la iglesia. La iglesia está constituida por personas (1ª Corintios 1:2) reunidas con un propósito específico (adorar a Dios ), en un lugar definido (una localidad), se trata de personas que han sido salvas por medio de Jesucristo y que en obediencia a Él, se han bautizado y todas ellas tienen el propósito de hacer discípulos por medio de la predicación del evangelio.

Creemos que cada iglesia es local, porque cada grupo de personas que cumple con los requisitos bíblicos, es una iglesia; por ello, cada carta y/o epístola en la Biblia, está dirigida a una o más iglesias locales.

Creemos que el hecho de que una iglesia sea local, significa que su administración y sus ordenanzas (Bautismo y Santa Cena), son aplicadas sólo a las personas de la congregación.

Creemos que el Señor Jesús fundó la iglesia durante su ministerio terrenal sobre sí mismo (Mateo 16:18), que murió por ella (Efesios 5:25), que Él es la cabeza y no un hombre (Efesios 1:22, 4:155:23); que a ella le dio ordenanzas (Mateo 26:26-28; 28:19) y que a ésta se añadieron los tres mil que creyeron en pentecostés (Hechos 2:41).

Creemos que la iglesia es la novia de Cristo (2 Corintios 11:2; Efesios 5:25-33; Apocalipsis 19:7-8) y que el lugar correcto para darle la gloria a Dios es en la iglesia (Efesios 3:21), por eso somos exhortados a no dejar de congregarnos en ella (Hebreos 10:25).

Creemos que la iglesia debe reunirse en día Domingo y no en Sábado, en primer lugar porque la Biblia señala claramente que ya no vivimos bajo los preceptos de la Ley (Romanos 6:14) sino bajo la gracia y porque el fin de la ley es Cristo (Romanos 10:4). Pero especialmente por lo siguiente:

a) El primer día de la semana resucitó Cristo (Mateo 28:1, 6; Marcos 16:9).

b) El primer día de la semana, después de la resurrección, el Señor Jesucristo se apareció a sus discípulos, (Marcos 16:12-14, Juan 20:19).

c) El primer día de la semana el Señor Jesucristo envío a predicar a su iglesia que había formado con sus apóstoles (Marcos 16:15-16, Juan 20:21).

d) El primer día de la semana se reunía la iglesia (Hechos 20:7).

e) El primer día de la semana se debía apartar la ofrenda en la iglesia según Dios les hubiera prosperado (1 Corintios 16:2).

f) El primer día de la semana Cristo ascendió a los cielos como las “primicias” o gavilla mecida (Levítico 23:10-12; Juan 20:17; 1 Corintios 15:20).

g) El primer día de la semana Cristo se apareció a Juan en Patmos (Apocalipsis 1:10).

Creemos finalmente, que la iglesia permanecerá por siempre (Mateo 16:18 b) y que Cristo habita en medio de ella (Mateo 28:20, 1 Corintios 3:16). 


 14. El gobierno de la iglesia


Respecto al gobierno de la iglesia, en primer lugar es necesario saber lo siguiente:

a) Que cada iglesia es independiente de otras y de denominación alguna y sólo debe estar sujeta al Señor Jesucristo, porque Él es la cabeza (Efesios 5:22-27, 32).

b) Que cada iglesia es responsable de enseñar la sana doctrina y que no es responsable por la enseñanza de otras.

c) Que ninguna iglesia debe tener control alguno o autoridad sobre otra iglesia. 

En el mundo religioso existen tres formas básicas de gobierno:

1.Episcopal. Gobierno de una jerarquía de obispos. 

2.Presbiteriano. Gobierno por medio de ancianos (presbíteros) o predicadores.

3.Congregacional. Una democracia donde cada miembro es igual en voto. 

Ya que los creyentes son iguales delante de Dios, debería entenderse que un gobierno congregacional, o democrático, es lo mejor, en razón de que todo creyente que esté dispuesto podría conocer la voluntad de Dios. Sin embargo, creemos que el gobierno de la iglesia asignado por Dios no es una democracia, sino una teocracia, donde no se busca el deseo de la mayoría, sino de la voluntad de Dios. Creemos que en lo que respecta a la obediencia a Cristo, no existen votaciones mayoritarias, sino una plena sujeción al Señor y que lo mismo ocurre en cuanto al gobierno de la iglesia. 


15. Las ordenanzas de la iglesia


Creemos que las dos únicas ordenanzas son:

a) EL BAUTISMO. Es una ordenanza instituida por Jesucristo que consiste en la inmersión total de aquella persona que ha sido salvada por Jesucristo, por medio del arrepentimiento y fe. No bautizamos niños en virtud de que aun cuando son pecadores, no tienen conciencia de ello, creemos que si ellos mueren en su estado de inocencia, Dios en su gracia recibirá su alma en el cielo (Mateo 19:14).

Creemos que cada creyente debe bautizarse con el propósito de obedecer el mandato del Señor, de manifestar públicamente que ya es un hijo de Dios y de agregarse al cuerpo (Iglesia) de Cristo (Hechos 2:41; 8:12, 26-38; 10:47; 18:8). 

Creemos que el bautismo NO limpia pecados, el bautismo sólo nos identifica públicamente con Cristo (Marcos 16:15-16; Hechos 2:38 comparar con Hechos 3:19; 1 Pedro 3:21). El bautismo debe ser aplicado por una autoridad idónea; una iglesia que predica únicamente la sana doctrina que la Biblia enseña, por eso bautizamos a quien desea agregarse a nuestra iglesia; pero proviene de otra donde su doctrina no es apegada a la Biblia. Antes de la muerte de Cristo, nadie tenía autoridad para bautizar, sino solamente Juan el Bautista, y aquellos discípulos personalmente autorizados por nuestro Señor (Juan 3:22-23, 4:1-2). Después de su resurrección, y antes de su ascensión, Cristo comisionó a su iglesia a bautizar y por consiguiente, ese cuerpo fundado por Cristo mismo, al cual Él llamó: “mi iglesia”, prometiéndole a la vez que iba a continuar hasta que Él viniera otra vez, es el único que puede administrar bautismo bíblico (Mateo 28:18-20). El bautismo es aplicado como lo menciona Mateo 28:19 “... en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo...”, debido a que somos llamados a tener comunión con el Padre, por medio del Hijo, incentivados por el Espíritu Santo. Cuando Pedro manda bautizar en el nombre de Jesucristo (Hechos 2:38), no hace un cambio de “fórmula”, sino un énfasis en el nombre del Mesías al que los judíos habían despreciado y crucificado.

b) LA CENA DEL SEÑOR. Es una ordenanza para los miembros (bautizados) de la iglesia, y por tanto, es un acto de rebeldía no participar de ella. Es sólo es un acto conmemorativo. La instituyó nuestro Señor la noche que fue entregado. 

Creemos que Judas abandonó la Pascua cerca de la culminación de la comida y no estuvo presente cuando Jesús instituyó esta ordenanza. (Marcos 14:17; Juan 13:21-31; Mateo 26:26-29). Creemos que en virtud de que la iglesia es local, nuestra iglesia NO practica “la comunión abierta”, es decir, que creyentes bautizados de otras Iglesias Bautistas que visiten la nuestra, no pueden participar con nosotros de la Santa Cena, sino que deben hacerlo en sus propias congregaciones, y de igual manera, nosotros no debemos participar de este acto conmemorativo, en una Iglesia que no sea la nuestra. 

Creemos que todos aquellos que participan de la Cena del Señor, deben hacerlo no como algo religioso o por costumbre, sino como algo que requiere pureza de corazón y fidelidad a Dios, lo cual sólo podemos lograr si vamos a Dios y confesamos nuestros pecados (1 Juan 1:8-9), de lo contrario, Dios puede traer juicio (1 Corintios 11:28-34). 


 16. Los oficiales de la iglesia


Creemos que bíblicamente sólo hay dos oficiales en la Iglesia Neo testamentaria: Pastores y diáconos, y que son cargos cuya responsabilidad recae únicamente en varones:

a) Pastores. La Biblia utiliza diversos términos para referirse a la misma persona:

1) OBISPO, es la traducción del término griego “EPISKOPOS” que literalmente significa “un supervisor”, como tarea principal del quien ejerce el ministerio.

2) PASTOR, es la traducción del término griego “POIMEN”, que se refiere a la guía de quien dirige a la iglesia.

3) ANCIANO es la traducción del término griego “PRESBUTEROS”, el término habla de la madurez y experiencia espiritual hombre que guía a la iglesia.

El pastor es el hombre que consagra su vida a servir a Cristo en la dirección y cuidado espiritual de la iglesia y que para este fin recibe la autoridad de tomar las decisiones que lleven a la iglesia hacia el crecimiento en madurez y numérico. El Nuevo Testamento señala que se debía contar con una pluralidad de ellos en cada iglesia (Hechos 14:23, 20:17; Filipenses 1:1; 1 Timoteo 5:17; Tito 1:5) y que debían cumplir las cualidades marcadas por Dios (Tito 1:6-9; 1ª Timoteo 3:1-7; 1 Pedro 5:2).


b) DIÁCONOS. 

Son los hombres que consagran sus vidas para apoyar en el servicio y administración de las cosas materiales en la iglesia. Sus funciones no son la dirección espiritual, aunque algunos pueden ser usados por el Señor como predicadores en la iglesia. Las cualidades que deben reunir están claramente señaladas en 1 Timoteo 3:8-10, 12. 

Vale la pena mencionar que Romanos 18:1 (único pasaje en toda la Biblia), hace mención de una mujer de nombre Febe, a quien se le llama “diaconisa”, título que proviene del vocablo griego “diákonos”, lo cual indica, sin duda, que su servicio en la iglesia de Cencrea, era constante e importante, hasta ser reconocida como cumpliendo un ministerio específico dentro de la comunidad. Está fuera de duda que Febe no era «diaconisa» en el sentido ministerial que el término diácono tiene. En los primeros tiempos del cristianismo se daba este título de «diaconisas» a ciertas hermanas que, de manera especial, se dedicaban al cuidado de los pobres y de los enfermos, además de ciertos servicios de limpieza, etc. en la iglesia. Pablo la llama también (v.2) «prostátis», que significa «ayudadora». El masculino prostátes indicaba en Atenas el oficial encargado de procurar alojamiento a los inmigrantes. Posiblemente una traducción más correcta de lo escrito por Pablo sería: “la cual está al servicio” de la iglesia (Romanos 16:1). 


 17. El sostenimiento de la iglesia


Creemos que Dios ha establecido el diezmo y las ofrendas para sostener las necesidades de sus siervos y de su casa.


a) EL DIEZMO. Es el 10% de los ingresos que obtenemos por nuestros trabajos personales y que ofrecemos a Dios como gratitud y reconocimiento de que Él es el proveedor de todo. Abraham lo practicó 640 años antes que Moisés lo estableciera como un mandato dentro de la Ley (Levítico 27:30; Génesis 14:18-20). Jacob lo prometió a Jehová 150 años después de Abraham (Génesis 28:20-22) cuando iba camino a Harán, también como consecuencia de las bendiciones de Dios. En ambos casos no había nada que los obligara a dar el diezmo, solamente su corazón y una actitud de agradecimiento a Dios (1 Crónicas 29:14; Malaquías 3:10).

Creemos que el único fin de los diezmos es el sostenimiento de los pastores de la iglesia; así que cuando diezmamos, Dios cubre las necesidades de sus siervos (Mateo 10:9-10). Desde el momento en que los apóstoles fueron a predicar la Palabra, tenían derecho a esperar que aquellos a quienes eran enviados, les proveyeran de lo necesario para su sustento (1ª Timoteo 5:17-18 comparar con Deuteronomio 24:15, 25:4, Levítico 19:13), lo mismo enseñó Jesús a los setenta (Lucas 10:7; 1 Corintios 9:7-14).

b) LA OFRENDA. Es aquella cantidad de dinero que damos en cada reunión y que es útil para cubrir las necesidades materiales de la iglesia. 

1) La Biblia señala ofrendas voluntarias (Deuteronomio 12:6).

2) Moisés levantó una ofrenda especial para la construcción del Tabernáculo (Éxodo 35:4-5). Moisés lo hizo por mandato de Dios (Levítico 25:1-8). Por esto levantamos ofrendas especiales para remodelar y/o ampliar el templo.

3) David preparó una ofrenda abundante para que Salomón construyera el templo (1 Crónicas 1-5, 29:2), e invitó al pueblo a ofrendar generosamente (1 Crónicas 29:5-6).

4) Pablo levantó una ofrenda para los pobres de Jerusalén (Romanos 15:26. 31, 18:1).5).

Las ofrendas deben darse según la prosperidad de cada uno (Deuteronomio 16:17; 1 Corintios 16:2; 2 Corintios 9:7). 


 18. La iglesia y el Estado


Creemos en la separación absoluta de la iglesia y el estado, incluso de cualquier organización denominacional.

Creemos que como hijos de Dios tenemos la plena responsabilidad de sujetarnos a las autoridades y al gobierno, pues Dios les ha permitido el gobernar a los hombres mediante leyes y normas, y que es nuestro deber el orar por ellos a fin de que vivamos de una manera quieta y reposadamente (Juan 19:10-11; Romanos 13:1-3; 1 Timoteo 2:1-2; Tito 3:1). Nosotros como Iglesia Bautista, hemos cumplido plenamente lo estipulado por el Gobierno Mexicano a través de la Secretaría de Gobernación, en el sentido de contar con un registro que acredite nuestro funcionamiento legal y ordenado en el país.Para lo anterior, nos organizamos con otras iglesias Bautistas con las que hemos tenido un compañerismo cercano y que conocemos y/o nos conocen desde el inicio del trabajo en cada localidad, habiéndonos registrado bajo el nombre de Agrupación Nacional Bautista Misionera, A.R., obteniendo el No. de registro SEGOB 1032/93. La Agrupación Religiosa bajo la cual estamos registrados ante las autoridades, sólo funciona para fines legales y no existe injerencia alguna dentro de las iglesias, ya que cada una debe ser autónoma y su única autoridad, el Señor por medio de la Biblia. 


 19. La disciplina en la iglesia


Creemos que la iglesia debe disciplinar y/o reprender (2ª Timoteo 4:2) a sus miembros cuando:

1.Alguno ha tenido algún problema con otro y uno de ellos no ha mostrado disposición para solucionarlo según lo indicó el Señor Jesucristo en Mateo 18:15-17 y 21-22.

2. Están viviendo una vida que no refleja temor de Dios, ni deseo de obedecer su palabra y por tanto, su conducta es da mal testimonio para otros (1ª Corintios 5:9-13).}

3. Están causando divisiones a través de propagar chismes o discordias entre los hermanos (Tito 3:10). 

4. Están oponiéndose a la doctrina bíblica y/o están queriendo enseñar algo que va en contra de ella (Romanos 16:17).

Creemos que, en todos los casos, a menos que se trate de cosas que ya son del dominio público (1ª Corintios 5:3-5), los asuntos primero deben de tratarse en privado con el propósito de restaurar al hermano según lo indicó Pablo en Gálatas 6:1 y que si el, o los involucrados no quieren sujetarse, entonces deben ser reprendidos públicamente (1ª Timoteo 5:20).

Creemos que incluso un creyente que no corrige su actitud conforme a la Palabra de Dios, debe ser expulsado de la comunión con la Iglesia (Mateo 18:17-20; 1ª Corintios 5:4-5; 2ª Tesalonicenses 3:6).}

Creemos que si algún hermano que ha sido expulsado o voluntariamente se ha apartado desea integrarse nuevamente a la comunión en virtud de que se ha arrepentido y pedido perdón al Señor en oración (2ª Corintios 7:10; 1ª Juan 1:9), debe reconocer públicamente su rebeldía tal como el hijo pródigo (Lucas 15:18-19, 21), y al pedir perdón a la iglesia por no haber sido diligente en mantener la unidad según Pablo lo enseñó en Efesios 4:6; toda la congregación debe, sin ninguna oposición o reproche, perdonarle y recibirle con amor, para que Satanás no gane ventaja en su corazón y coloque rencor en él al no haber sido recibido con misericordia (2ª Corintios 2:5-11; Lucas 15:20, 22-24; Mateo 18:21-22).

Creemos que un miembro de la iglesia no debe juntarse ni tener compañerismo con ningún otro que vive de manera desordenada (1ª Corintios 5:11; 2ª Tesalonicenses 3:6, 14). 


 20. El propósito misionero de la iglesia


Creemos que el propósito principal de la iglesia es obedecer el mandato del Señor Jesucristo registrado en Mateo 28:19-20, que consiste en predicar su evangelio para hacer discípulos en todos los rincones del mundo, que éstos deben ser bautizados y enseñados a obedecer toda su voluntad establecida en la Biblia.

Creemos que la iglesia es templo del Espíritu Santo (1 Corintios 3:16) y que por medio de Él, Dios la ha capacitado para llevar el evangelio a todo lugar (Hechos 1:8).

Creemos que la iglesia debe orar (Efesios 6:19-20), ofrendar (Filipenses 4:17) y esforzarse por enviar como misioneros a aquellos de sus miembros y/o de las iglesias Bautistas de su compañerismo que tengan el anhelo de Dios de ir al mundo a predicar el evangelio. 


 21. La Segunda venida de Cristo y los últimos tiempos


Creemos que en un tiempo futuro que sólo Dios conoce con exactitud (Mateo 24:36; Marcos 13:32), el mundo pasará por un período de Gran tribulación de siete años (Mateo 24:4-29), previo a lo cual, el Señor Jesucristo resucitará los cuerpos de aquellos que murieron siendo salvos, para unirlos con su espíritu que ya está con Él y que los vivos en ese momento serán arrebatados vivos al cielo y sus cuerpos serán glorificados para estar en su presencia por siempre (1 Tesalonicenses 4:13-18, Filipenses 3:20-21).

Creemos que cuando concluya el período de Gran Tribulación, Jesucristo volverá de manera personal con todos nosotros a este mundo, para establecer un reino terrenal de paz y justicia por un período de mil años (Mateo 24:30-31; Apocalipsis 1:17; Apocalipsis 19:11-16, 20:4), como un preludio a su reino celestial por la eternidad, pues al final de los mil años, la tierra será destruida por fuego (2 Pedro 3:10-12; Apocalipsis 21:1) y entonces estaremos con Dios para siempre en nuestra morada celestial (Apocalipsis 21-22).

Creemos que después de que Dios destruya por fuego este mundo y de que condene al infierno eterno a todos aquellos que en vida se negaron a arrepentirse y tener fe en Jesucristo para perdón de sus pecados (Apocalipsis 20:11-15), todos los creyentes moraremos con Él por la eternidad, pues Cristo prometió una morada celestial (Juan 14:1-3; Apocalipsis 21:1-27, 22:1-4; Romanos 5:2; 2 Corintios 5:1, 6-8; Filipenses 3:20; 2 Timoteo 4:18; Hebreos 10:34; Apocalipsis 6:9-11, 21:3).


 22. La vida cristiana


Creemos que cada cristiano tiene la responsabilidad de vivir una vida nueva, consagrada en obediencia al Señor Jesucristo (2 Corintios 5:17; Efesios 4:1; Filipenses 1:27; Colosenses 1:10; 1 Tesalonicenses 2:12).

Creemos que cuando estemos con Cristo le daremos cuenta de nuestra vida (Romanos 14:10; Hebreos 4:13; Hechos 10:42; Juan 5:27; 2 Corintios 5:10), ya no para condenación, pues la salvación es eterna; pero sí para recibir coronas en el cielo (2ª Timoteo 4:7-8; 1ª Corintios 9:25; 1ª Tesalonicenses 2:19; Santiago 1:12; 1 Pedro 5:4; Apocalipsis 2:10, 3:11).

Creemos que quien ha recibido a Cristo como Salvador personal, lo refleja en su carácter y en su forma de vida y que en caso de ocurrir lo contrario, o no está viviendo la vida cristiana en obediencia o no hay salvación (1ª Corintios 15:34).


Dios te bendiga